Es una de las pocas especies de coníferas caducas que existen. Tiene un color otoñal café-rojizo que lo transforma en elemento focal en un jardín o parque; y también la particularidad de poder establecerse en lugares con períodos largos bajo el agua, para lo que forma raíces que sobresalen del agua o del terreno empantanado. Existen ejemplares que se estima tienen más de mil años. Nativo de la zona sur de Estados Unidos, en sus primeros años adopta una forma piramidal angosta, la que con el paso de tiempo comienza a engrosar pudiendo llegar a diámetros de entre 8 y 10 metros. Posee un tronco con carácter, más grueso en su extremo inferior (lo que se acentúa en terrenos pantanosos), con muchos nudos y fibroso.